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Existían muchos tipos de bigote, el natural, sin artificios, bigote inglés con puntas hacia afuera, imperial, pequeño tupido con las puntas en rizo hacia arriba, húngaro, más grande y estilo libre o Friendly Mutton Chops que une las patillas por el bigote.


Finales del siglo XIX fue desastroso para España en el ámbito geopolítico debido a la perdida de sus últimás colonias en Asia y Latinoamérica, con Cuba y Filipinas en 1898 en la guerra hispano-estadounidense. También pierde Puerto Rico, aunque España mantiene su soberanía hasta 1899 y Guam e islas Marianas también son cedidas a Estados Unidos. El cadete posa sentado luciendo orgulloso su uniforme y es que habia que ser muy valiente y tener mucha vocación para hacerse militar en semejante momento histórico.


En la moda del momento además de la vestimenta de diario, existía la de día, más elegante para las horas diurnas, para pasear por el retiro, por ejemplo, o la de cocktail, para celebraciones de alto copete y diurnas o nocturnas de chaqué o frac, entre otros atuendos. Almayso, cuyo nombre deriva de las iniciales de Alfredo Mahou y Solana fue pionero en el arte de la fotografía y el retrato en la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX.


Habitualmente se vestía así con motivo de alguna festividad social, religiosa, como semana santa o familiar como una comunión, cumpleaños o boda. Gracias al estudio fotográfico de Almayso en Madrid, Mahou dispone de uno de los fondos fotográficos históricos más importantes de España y consiguientemente de Europa, en retrato y composición costumbrista de la segunda mitad del siglo XIX en adelante.


El joven viste un uniforme, posiblemente de servicio de alguna institutción. Hacerse una fotografía en el siglo XIX debía ser un acontecimiento de importancia con carácter de celebración, festividad o solemnidad, ya que implicaba el vestirse y prepararse para la ocasión, el acudir casi siempre acompañado al estudio, y el negociar el carácter del retrato, la puesta en escena, y la iluminación con el fotógrafo.


a finales del XIX y comienzos del XX empieza a popularizarse el traje chaqueta combinado con un chaleco y pantalones a juego que se va popularizando entre la burguesía madrileña con corbata blanca o negra y un sombrero, bombín o chistera también llamado de copa. La mano en el borde de la levita era un claro signo de la másonería. Esta es una institución fraternal originaria de los constructores y albañiles de la edad media, de ahí la escuadra y el compás de su emblema. Sus inquietudes son filosóficas y de conocimiento en las artes y las ciencias con una búsqueda continua de la verdad. La finalidad del retrato no es solo personal, si no social y documental. Si tienes un estatus dentro de la comunidad, debías hacerte un retrato fotográfico que documentara tu posición dentro de esta, dándote un valor identificativo. No solo formaba parte del recuerdo de un momento temporal si no que servía de testimonio gráfico, definiendo de alguna manera al individuo y su entorno.


Joven con corbata a cuadros y trajeado posa para Almayso en su estudio. Hacerse una fotografía en el siglo XIX debía ser un acontecimiento de importancia con carácter de celebración, festividad o solemnidad, ya que implicaba el vestirse y prepararse para la ocasión, el acudir casi siempre acompañado al estudio, y el negociar el carácter del retrato, la puesta en escena, y la iluminación con el fotógrafo.


Habitualmente se vestía así con motivo de alguna festividad social, religiosa, como semana santa o familiar como una comunión, cumpleaños o boda. Este señor de bigote y con camisa de cuello de paloma, así se llamaba por la doblez del cuello, posa sentado con levita y guantes para la foto en el estudio de Almayso cuyo nombre deriva de las iniciales de Alfredo Mahou y Solana fue pionero en el arte de la fotografía y el retrato en la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX.


La técnica del ovalo esfumato resaltaba la figura del fondo de una forma delicada y elegante, imitando los retratos pintados de épocas anteriores con fondos oscuros y esfumato, que así se llamaba a la técnica de degradado tonal. También el soporte en el que se iba a llevar definía la forma. Este tipo de imágenes solían utilizarse para llevar en portarretratos de objetos como relojes de bolsillo o camafeos de cierre.


El joven abandono la infancia hace muy poco, debemos tener en cuenta que a finales del siglo XIX la esperanza de vida era la mitad de la que disfrutamos ahora por loque los jóvenes maduraban antes y sus obligaciones sociales y laborales también eran más precoces. En el siglo XIX varias enfermedades y plagas como la viruela, la gripe, difteria, sarampión y posteriormente tuberculosis hicieron estragos en la población española con una esperanza de vida de unos 30 años, muy baja para Europa. Quien las superaba podía quedar con graves secuelas. La sociedad demandaba nuevos avances y descubrimientos en el ámbito de la medicina para poder combatirlas y mejorar esta situación. El siglo XX trajo las investigaciones del Dr. Ramon y Cajal sobre el sistema nervioso y neuronal y en 1928 la penicilina de la mano de Alexander Fleming entre otros.


Llevar largas patillas podía ser una declaración de gran conservadurismo y se origina en la época victoriana. Si se juntaban en la barbilla ya sería una barba al estilo de Abraham Lincoln. Existían muchos tipos de bigote, el natural, sin artificios, bigote inglés con puntas hacia afuera, imperial, pequeño tupido con las puntas en rizo hacia arriba, húngaro, más grande y estilo libre o Friendly Mutton Chops que une las patillas por el bigote.


Hacerse una fotografía en el siglo XIX debía ser un acontecimiento de importancia con carácter de celebración, festividad o solemnidad, ya que implicaba el vestirse y prepararse para la ocasión, el acudir casi siempre acompañado al estudio, y el negociar el carácter del retrato, la puesta en escena, y la iluminación con el fotógrafo.


A finales del XIX y comienzos del XX empieza a popularizarse el traje chaqueta combinado con un chaleco y pantalones a juego que se va popularizando entre la burguesía madrileña con corbata blanca o negra y un sombrero, bombín o chistera también llamado de copa. y este joven cumple todo el canon de la moda del momento. Habitualmente se vestía así con motivo de alguna festividad social, religiosa, como semana santa o familiar como una comunión, cumpleaños o boda.


En la moda del momento además de la vestimenta de diario, existía la de día, más elegante para las horas diurnas, para pasear por el retiro, por ejemplo, o la de cocktail, para celebraciones de alto copete y diurnas o nocturnas de chaqué o frac, entre otros atuendos. Gracias al estudio fotográfico de Almayso en Madrid, Mahou dispone de uno de los fondos fotográficos históricos más importantes de España y consiguientemente de Europa, en retrato y composición costumbrista de la segunda mitad del siglo XIX en adelante.


Habitualmente se vestía así con motivo de alguna festividad social, religiosa, como semana santa o familiar como una comunión, cumpleaños o boda. En la moda del momento además de la vestimenta de diario, existía la de día, más elegante para las horas diurnas, para pasear por el retiro, por ejemplo, o la de coctel, para celebraciones de alto copete y diurnas o nocturnas de chaqué o frac, entre otros atuendos


Almayso, cuyo nombre deriva de las iniciales de Alfredo Mahou y Solana, fue testigo de excepción del paso de Madrid y los madrileños hacia la Modernidad. Pionero en las técnicas usadas para elaborar las fotografías, Almayso se convirtió en un destino de referencia para la sociedad madrileña, ávida por dejarse retratar como sucedía ya en otras capitales europeas. La finalidad del retrato no es solo personal, si no social y documental. Si tienes un estatus dentro de la comunidad, debías hacerte un retrato fotográfico que documentara tu posición dentro de esta, dándote un valor identificativo. No solo formaba parte del recuerdo de un momento temporal si no que servía de testimonio gráfico, definiendo de alguna manera al individuo y su entorno.


Existían muchos tipos de bigote, el natural, sin artificios, bigote inglés con puntas hacia afuera, imperial, pequeño tupido con las puntas en rizo hacia arriba, húngaro, más grande y estilo libre o Friendly Mutton Chops que une las patillas por el bigote. La barba Balbo, caracterizada por no unirse con las patillas del cuero cabelludo, se combina el bigote manillar y la perilla. EL señor de esta foto luce además un bonito broche en la corbata con una herradura quizás para atraer a la buena suerte o porque algo tenia que ver con el mundo del ecuestre.


La primera fábrica de Mahou, en Amaniel 29, era mucho más que un espacio de producción de cerveza. Se convirtió en hervidero de creatividad, intercambio de ideas y de nuevas tendencias. Allí convivían multitud de negocios y actividades además de la fabricación de cerveza. Junto a Almayso, Amaniel 29 ofreció representaciones teatrales y otras opciones de ocio, una botica y un despacho de pinturas y óleos. Almayso, cuyo nombre deriva de las iniciales de Alfredo Mahou y Solana fue pionero en el arte de la fotografía y el retrato en la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX.


Aunque el hombre de la foto nos parezca muy jóven, debemos tener en cuenta que a finales del siglo XIX la esperanza de vida era la mitad de la que disfrutamos ahora por loque los jóvenes maduraban antes y sus obligaciones sociales y laborales también eran más precoces. La imagen se circunscribe en un ovalo de esfumato o degradado, muy típico de la época para dulcificar el perímetro de la fotografía. Este tipo de imágenes solían utilizarse para llevar en portarretratos de objetos como relojes de bolsillo o camafeos de cierre.


Gracias al estudio fotográfico de Almayso en Madrid, Mahou dispone de uno de los fondos fotográficos históricos más importantes de España y consiguientemente de Europa, en retrato y composición costumbrista de la segunda mitad del siglo XIX en adelante.


Este joven con corbata a rayas luce en el nudo un broche. La herradura ha sido un símbolo talismán que invocaba la fortuna y la buena suerte. En la moda del momento además de la vestimenta de diario, existía la de día, más elegante para las horas diurnas, para pasear por el retiro, por ejemplo, o la de coctel, para celebraciones de alto copete y diurnas o nocturnas de chaqué o frac, entre otros atuendos.


En la moda del momento además de la vestimenta de diario, existía la de día, más elegante para las horas diurnas, para pasear por el retiro, por ejemplo, o la de coctel, para celebraciones de alto copete y diurnas o nocturnas de chaqué o frac, entre otros atuendos. Habitualmente se vestía así con motivo de alguna festividad social, religiosa, como semana santa o familiar como una comunión, cumpleaños o boda.


El joven del retrato luce un elegante y complejo nudo de corbata combinado con camisa de cuello de paloma, un clásico para el cocktail. Los cuellos de las camisas de caballeros no llevan pliegue y podían ser independientes junto con los puños del resto de la prenda para facilitar su lavado.


Parece que a perdido uno de los rizos y es que mantenerlos era labor complicada. Para los caballeros en sus bigotes se usaban diferentes ceras y aceites para mantener mostachos más grandes y complejos que también podían servir de fijativos para el pelo. Los más coquetos también usaban armazones para mantener la estructura del bigote y redecillas para mantener el pelo alisado y aplanado.


Escalofriante imagen de una pintura sacada de un retrato de obituario infantil llamados genéricamente memento mori. El retrato post mortem es la continuación de la costumbre de pintar a los muertos desde la edad media, con un significado de recuerdo de la mortalidad y su inevitable desenlace. Esta disciplina pictórica se hace más común entre los niños en el siglo XVI y los religiosos. Los primeros para retratar su pureza y los segundos para recalcar la vanidad de los retratos en vida. Al igual que el retrato, esta nueva técnica fotográfica conllevó la necesidad por parte del fotógrafo de embellecer y naturalizar la escena simulando a la persona plácidamente dormida, como es el caso o en una escena más rutinaria.