Mostrando 451 - 474 de 474 Registros

El hombre de la foto luce un anillo en el dedo meñique de la mano izquierda como muestra de estar casado, era una costumbre del siglo XIX que fué cambiando con el tiempo. Habitualmente se vestía así con motivo de alguna festividad social, religiosa, como semana santa o familiar como una comunión, cumpleaños o boda. Hacerse una fotografía en el siglo XIX debía ser un acontecimiento de importancia con carácter de celebración, festividad o solemnidad, ya que implicaba el vestirse y prepararse para la ocasión, el acudir casi siempre acompañado al estudio, y el negociar el carácter del retrato, la puesta en escena, y la iluminación con el fotógrafo.


Existen diferentes planos de retrato, el general presenta por completo a los retratados, el americano de rodillas para arriba, el medio presenta el torso y acerca al individuo, haciéndolo más personal e identificativo, el medio corto como el busto en la escultura y el primer plano que retrata la cara.


Gracias al estudio fotográfico de Almayso en Madrid, Mahou dispone de uno de los fondos fotográficos históricos más importantes de España y consiguientemente de Europa, en retrato y composición costumbrista de la segunda mitad del siglo XIX en adelante.


Este joven caballero luce una corbata de rayas y un termo al más puro estilo de la época con su chaleco a juego y una cadenita para el reloj de bolsillo. también un poblado bigote. Existían muchos tipos, el natural, sin artificios, bigote inglés con puntas hacia afuera, imperial, pequeño tupido con las puntas en rizo hacia arriba, húngaro, más grande y estilo libre o Friendly Mutton Chops que une las patillas por el bigote.


Este señor de barba y con camisa de cuello de paloma, así se llamaba por la doblez del cuello, posa sentado luciendo una cadena de reloj de bolsillo para la foto en el estudio de Almayso cuyo nombre deriva de las iniciales de Alfredo Mahou y Solana fue pionero en el arte de la fotografía y el retrato en la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX.


A finales del XIX y comienzos del XX empieza a popularizarse el traje chaqueta combinado con un chaleco y pantalones a juego que se va popularizando entre la burguesía madrileña con corbata blanca o negra y un sombrero, bombín o chistera también llamado de copa. y este joven cumple todo el canon de la moda del momento


Fotografía perteneciente al fondo histórico del archivo Mahou-San Miguel, que posee casi 5000 imágenes de sociedad del siglo XIX y principios de XX. Existían muchos tipos de bigote, el natural, sin artificios, bigote inglés con puntas hacia afuera, imperial, pequeño tupido con las puntas en rizo hacia arriba, húngaro, más grande y estilo libre o Friendly Mutton Chops que une las patillas por el bigote.


Fotografía perteneciente al fondo histórico del archivo Mahou-San Miguel, que posee casi 5000 imágenes de sociedad del siglo XIX y principios de XX. Existían muchos tipos de bigote, el natural, sin artificios, bigote inglés con puntas hacia afuera, imperial, pequeño tupido con las puntas en rizo hacia arriba, húngaro, más grande y estilo libre o Friendly Mutton Chops que une las patillas por el bigote. La barba Balbo, caracterizada por no unirse con las patillas del cuero cabelludo, se combina el bigote manillar y la perilla


A finales del XIX y comienzos del XX empieza a popularizarse el traje chaqueta combinado con un chaleco y pantalones a juego que se va popularizando entre la burguesía madrileña con corbata blanca o negra y un sombrero, bombín o chistera también llamado de copa. y este joven cumple todo el canon de la moda del momento. El fondo fotográfico Almayso es uno de los más extensos que se conservan actualmente en el inicio de la fotografía en el siglo XIX y posteriormente, para toda Europa, tanto en la disciplina del retrato, el paisaje o la imagen costumbrista.


Las copias de otros retratos se resolvian así, sacando otra foto a la fotografía original. Almayso, cuyo nombre deriva de las iniciales de Alfredo Mahou y Solana fue pionero en el arte de la fotografía y el retrato en la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX.


Para mantener un pulcro peinado nuestro amigo es posible que use un fijador conocido como bandolina. Los egipcios ya usaban cera de abejas para fijar el pelo de las pelucas. El extracto de bandolina en 1839 se da a conocer como un cosmético procedente de las semillas del membrillo como servicio para fijar y dar brillo al pelo. Los fijadores derivados del petróleo aparecen entrado el siglo XX años 30 y 40, siendo usados por los actores de Hollywood. Y luego entraron con los aerosoles las lacas. Además hacerse una fotografía en el siglo XIX debía ser un acontecimiento de importancia con carácter de celebración, festividad o solemnidad, ya que implicaba el vestirse y prepararse para la ocasión, el acudir casi siempre acompañado al estudio, y el negociar el carácter del retrato, la puesta en escena, y la iluminación con el fotógrafo.


Los fotógrafos solían tener en sus estudios de retrato recursos escénicos y de attrezzo para dar variedad en las posibilidades del retrato. Como fondo diversos murales impresos en tela o papel, para escenografía, elementos como rocas, balaustres, pequeños puentes o columnas y de attrezzo, libros, revistas, vajillas alfombras y otros objetos. También contaban con un pequeño fondo de vestuario o contacto de alquiler de este, sobre todo para las personas con menos recursos, que querían retratarse a la moda.


Dicho sombrero se diseñó en origen para los guardabosques ingleses que necesitaba algo más bajo que el alto sombrero de copa en su labor de búsqueda de cazadores furtivos, en 1850. Se popularizo como sombrero de caza y competiciones a caballo y posteriormente se extendió a los hombres de negocios.


El caballero luce además de un elegante traje de rallas un broche en forma de media luna en el nudo de la corbata. Los cuellos de las camisas de caballeros no llevan pliegue y podían ser independientes junto con los puños del resto de la prenda para facilitar su lavado. En la moda del momento además de la vestimenta de diario, existía la de día, más elegante para las horas diurnas, para pasear por el retiro, por ejemplo, o la de coctel, para celebraciones de alto copete y diurnas o nocturnas de chaqué o frac, entre otros atuendos. Almayso, cuyo nombre deriva de las iniciales de Alfredo Mahou y Solana fue pionero en el arte de la fotografía y el retrato en la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX.


El bigote fue muy comun en la epoca de la fotografía. Existían muchos tipos de bigote, el natural, sin artificios, bigote inglés con puntas hacia afuera, imperial, pequeño tupido con las puntas en rizo hacia arriba, húngaro, más grande y estilo libre o Friendly Mutton Chops que une las patillas por el bigote. Para los caballeros en sus peinados se usaban diferentes ceras y aceites para mantener mostachos más grandes y complejos que el de nuestro amigo del retrato que tambien podian servir de fijativos para el pelo.


Los peinados de entonces nos pueden parecer singulares, pero era la moda. A partir de 18940 a 1865 se uso un peinado con cabello mas o menos largo que se fué acortando hasta la llegada del nuevo siglo. Como el que luce nuestro amigo de la fotografia que además lleva una corbata de rayas con nudo doble o americano.


La fotografía de estudio se puso muy de moda en el siglo XIX. Existen diferentes planos de retrato, el general presenta por completo a los retratados, el americano de rodillas para arriba, el medio presenta el torso y acerca al individuo, haciéndolo más personal e identificativo, el medio corto como el busto en la escultura y el primer plano que retrata la cara. En el caso del retratado de medio lado, se denomina escorzo, palabra ya utilizada años atrás en pintura.


La técnica del ovalo esfumato resaltaba la figura del fondo de una forma delicada y elegante, imitando los retratos pintados de épocas anteriores con fondos oscuros y esfumato, que así se llamaba a la técnica de degradado tonal. También el soporte en el que se iba a llevar definía la forma. Este tipo de imágenes solían utilizarse para llevar en portarretratos de objetos como relojes de bolsillo o camafeos de cierre.


En Madrid del XIX empezaron a extenderse las peluquerías para que el público burgués. Anteriormente los arreglos del cabello los habían realizado alguien del servicio domestico de la casa y en las familias más modestas simplemente se rasuraba el pelo sin preocupaciones estéticas importantes.


Los soportes originales de los negativos de fotos son en este caso de vidrio. Hacia 1855 La placa de vidrio sucede al daguerrotipo como soporte fotográfico más eficaz sobre el que se realizaron la captura de la imagen por medio de una emulsión de colodión húmedo en dicho vidrio al reaccionar con la luz. Almayso fué pionero en las técnicas usadas para elaborar las fotografías y se convirtió en un destino de referencia para la sociedad madrileña.


Fotografía de estudio de un teniente del ejercito en 1889, las dos estrellas de seis puntas define el grado de teniente a diferencia de las dos estrellas de ocho puntas que distingue el grado de teniente coronel.


El retratado parece muy joven pero lleva un traje muy elegante. Debemos tener en cuenta que a finales del siglo XIX la esperanza de vida era la mitad de la que disfrutamos ahora por loque los jóvenes maduraban antes y sus obligaciones sociales y laborales también eran más precoces.


El elegante joven de la foto luce unos quevedos con cinta. Este tipo de lentes sin patillas y ajustados al tabique nasal llevan este nombre ya que las usaba el literato español. Aunque su uso se hizo en el siglo XV al XVII se utilizó a principio del siglo XX como objeto de lujo. A finales del siglo XIX fue desastroso para España en el ámbito geopolítico debido a la perdida de sus últimas colonias en Asia y Latinoamérica, como Filipinas en 1898 en la guerra hispano-estadounidense. Esto supuso el retorno de expatriados y súbditos españoles naturales de estas provincias, que emigraron en su momento en busca de riquezas y prosperidad denominados en el siglo de oro indianos por su venida de las indias sudamericanas y que en este caso trajeron un capital considerable muy importante para la entonces deteriorada economía española.


A finales del XIX y comienzos del XX empieza a popularizarse el traje chaqueta combinado con un chaleco y pantalones a juego que se va popularizando entre la burguesía madrileña con corbata blanca o negra y un sombrero, bombín o chistera también llamado de copa. Habitualmente se vestía así con motivo de alguna festividad social, religiosa, como semana santa o familiar como una comunión, cumpleaños o boda.